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EPOC: principales señales de alarma

EPOC: principales señales de alarma

Editado por: TOP DOCTORS® el 10/10/2023

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es una enfermedad que se caracteriza por producir falta de aire y una sensación de cansancio en las personas que la padecen. Sus causas se asocian a tabaquismo activo y pasivo, exposición al humo de leña y a químicos, polvos, gases y solventes.

que es epoc¿Cómo se manifiesta el EPOC?

La EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) se define como una enfermedad frecuente que es prevenible y tratable. Se caracteriza por una limitación persistente del flujo aéreo que normalmente es progresiva, y se asocia con una respuesta inflamatoria acentuada y crónica de las vías respiratorias y los pulmones ante la exposición de partículas o gases nocivos. Esta enfermedad debe de ser tratada por un neumólogo.

Por mucho una de las causas de esta enfermedad es el tabaquismo activo o pasivo, así como la exposición a combustión de humo de leña. Estos son los factores de riesgo más importantes para desarrollar la EPOC.

Se considera que una persona que fumó 10 años de su vida o más, al menos una cajetilla de cigarrillos al día, o aquellas personas que se expusieron al humo de leña al menos 1 hora diaria por 10 años, estarán en mayor riesgo de desarrollar la enfermedad.

Además de los factores antes mencionados existe también evidencia de que la exposición laboral a polvos, químicos y algunos gases o solventes pueden finalmente contribuir a la presencia del padecimiento.

Falta de aire y cansancio atípico, señales de alarma

Los síntomas más comunes son la presencia de falta de aire (también llamado disnea), que el paciente refiere como sensación de cansancio en ciertas actividades diarias en las que previamente no lo presentaba. Esta disnea tiende a ser progresiva y en fases avanzadas presentarse incluso hasta en reposo.

Otro síntoma común es la presencia de tos con expectoración, habitualmente blanquecina, de predominio matutino de larga duración (meses o incluso años), que algunos refieren como la ¨tos del fumador”, y está estrechamente relacionada con la presencia de bronquitis crónica.

Tanto la disnea como la tos crónica tienden a ser ignoradas por los pacientes, y cuando al fin acuden a un médico para ser evaluados ya la función pulmonar puede verse afectada hasta en un 50%. Es por esto que cualquier paciente con antecedente de tabaquismo, exposición a humo de leña o exposición laboral a polvos o químicos que inicien con estos síntomas deberán de acudir con un neumólogo especialista, quien llevará a cabo una serie de estudios para corroborar o descartar un diagnóstico de EPOC.

Otros síntomas comunes son sensación de opresión torácica, fatiga, sibilancias (pillido), coloración violácea de dedos o labios (cianosis), etc.

Espirometría, estudio de diagnóstico

La presencia de los síntomas antes señalados, en pacientes con factores de riesgo, generalmente hacen sospechar fuertemente en EPOC como probable diagnóstico. Existe un estudio llamado espirometría pre y post broncodilatadores el cual nos corrobora, con base en una serie de criterios, el diagnóstico definitivo. Éste consiste en evaluar la cantidad de aire que inhala y exhala el paciente, así como los cambios que se producen cuando son tratados con medicamentos broncodilatadores durante el estudio.

La espirometría no solamente es útil para hacer el diagnóstico, también ayuda a estadificar el grado de daño pulmonar y la gravedad de la enfermedad.

Otros estudios que son importantes en la evaluación de los pacientes con EPOC son radiografías de tórax, TAC de tórax, cuestionarios de evaluación de síntomas, pruebas de caminata, etc. Pero por mucho la espirometría es la herramienta diagnóstica más importante.

Identificar el daño

Una vez realizado el diagnóstico el siguiente paso es estadificar la gravedad de la enfermedad. Para ello se toman en cuenta, además del grado de daño de la función pulmonar, la presencia y severidad de los síntomas y el impacto en su vida diaria (esto se evalúa por medio de una serie de cuestionarios que determinan por un puntaje la severidad de los síntomas) y la presencia de agudizaciones de su enfermedad, así como hospitalizaciones en el último año. Esta estadificación es muy útil porque ayuda a determinar la gravedad de la enfermedad, la evolución de la misma  y qué tipo de tratamiento se indicará al paciente.

Tratamiento

El tratamiento, para fines prácticos, se divide en 2 grupos:

TRATAMIENTO NO FARMACOLÓGICO: Consiste en una serie de medidas para limitar el daño y la progresión de la EPOC. La más importante, por mucho, es eliminar el factor de riesgo principal (dejar de fumar, evitar cocinar con leña, minimizar los riesgos de exposición laboral con medidas de protección), así como implementar programas de reacondicionamiento físico y rehabilitación pulmonar, vacunación contra influenza y neumococo, etc.

TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO: Los medicamentos más importantes para el tratamiento de la EPOC son los llamados broncodilatadores, cuyo mecanismo de acción principal es producir una dilatación bronquial que permita disminuir la limitación al flujo de aire y mejorar la función pulmonar, disminuyendo así los síntomas asociados como la falta de aire, tos, sibilancias, opresión torácica, etc.

Dentro de la familia de medicamentos broncodilatadores existen dos grupos: BETA 2 AGONISTAS Y ANTICOLINERGICOS, cada uno de ellos con indicaciones precisas y que pueden ser utilizados solos o en combinación, dependiendo la gravedad de la enfermedad.

Otro grupo de medicamentos muy utilizados en la EPOC son los ESTEROIDES INHALADOS, cuya indicación principal es en aquellos pacientes con agudizaciones frecuentes de la enfermedad.

Daño no reversible

Desafortunadamente la EPOC es una enfermedad crónica que puede limitarse, sobre todo si el paciente deja de exponerse a los factores nocivos, pero el grado de daño ocurrido tiende no a ser reversible y si a esto se le agrega el deterioro de la función pulmonar relacionado con la edad, la aparición de la enfermedad puede ocurrir muchos años después de haber fumado y haber dejado el hábito. En resumen, se puede limitar el daño y la progresión dejando de fumar y utilizando medicamentos, sin embargo  las alteraciones a nivel pulmonar por la inflamación crónica persisten y no se revierten.

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