Desmitificando el riesgo: Enfermedades de Transmisión Sexual y la comunidad LGBT
En México, las Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) representan un problema de salud pública creciente, y uno de los sectores más estigmatizados en torno a este tema es la comunidad LGBT+.
A menudo, se generaliza la idea de que las personas que pertenecen a esta comunidad son más propensas a adquirir una ETS. Pero, ¿qué tan cierto es esto? ¿Estamos frente a una realidad médica o a un mito alimentado por prejuicios sociales?
En este artículo médico abordaremos de manera clara y basada en evidencia si existe un mayor riesgo real de ETS en la comunidad LGBT+ en México, y desmitificaremos algunos tabús que han perpetuado el estigma y la desinformación.
¿Qué son las Enfermedades de Transmisión Sexual y cómo se transmiten?
Las Enfermedades de Transmisión Sexual, también conocidas como Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), son patologías que se contagian principalmente a través del contacto sexual, ya sea vaginal, anal u oral. Algunas de las ETS más comunes son:
- VIH/SIDA
- Sífilis
- Gonorrea
- Clamidia
- Virus del Papiloma Humano (VPH)
- Herpes Genital
Estas enfermedades pueden afectar a cualquier persona con vida sexual activa, independientemente de su orientación sexual, género o identidad de género
¿La comunidad LGBT+ tiene un mayor riesgo de Enfermedades de Transmisión Sexual?
Desde una perspectiva epidemiológica, algunos estudios y datos de organismos como ONUSIDA y la Secretaría de Salud de México han reportado que ciertas subpoblaciones dentro de la comunidad LGBT+, especialmente hombres que tienen sexo con hombres (HSH), presentan una mayor incidencia de algunas Enfermedades de Transmisión Sexual, particularmente del VIH.
Sin embargo, esto no significa que pertenecer a la comunidad LGBT+ sea en sí mismo un factor de riesgo, sino que existen determinantes sociales, estructurales y culturales que incrementan el riesgo, tales como:
- Falta de acceso a servicios de salud competentes y libres de discriminación
- Educación sexual deficiente o ausente
- Estigmatización y miedo al diagnóstico
- Prácticas sexuales sin protección debido a la desinformación o falta de recursos
Es decir, el riesgo no radica en la orientación sexual, sino en las barreras que impiden una prevención y atención adecuada.
Mitos comunes sobre la comunidad LGBT+ y las Enfermedades de Transmisión Sexual
A lo largo de los años, diversos mitos y estigmas han perpetuado la idea errónea de que la comunidad LGBT+ es sinónimo de ETS. Algunos de los más comunes en México incluyen:
Mito 1: “Ser gay es sinónimo de tener VIH”
Este es uno de los estigmas más arraigados. Aunque los Hombres que tienen sexo pueden tener una mayor prevalencia de VIH, eso no implica que todas las personas homosexuales tengan esta infección. Existen múltiples factores que influyen en el riesgo, incluyendo el uso de condón, el número de parejas sexuales y el acceso a pruebas y tratamiento.
Mito 2: “Las lesbianas no necesitan hacerse pruebas de ETS”
Falso. Las mujeres que tienen sexo con mujeres también pueden transmitir o contraer ETS, especialmente a través del contacto genital, uso compartido de juguetes sexuales sin protección y otras prácticas. Toda persona con vida sexual activa debe realizarse chequeos regulares.
Mito 3: “Solo las personas promiscuas contraen ETS”
Este mito refuerza la culpabilización de quienes padecen una infección. Las ETS pueden transmitirse incluso en relaciones monógamas si no se han hecho pruebas previas. Lo más importante es tener educación sexual y atención médica accesible.
Tabús que enfrentan las personas LGBT+ en el sistema de salud
En México, muchas personas LGBT+ enfrentan discriminación o falta de conocimiento médico especializado al acudir a consultas, lo cual desincentiva la prevención y el tratamiento. Algunos de los principales tabús incluyen:
- Miedo a revelar la orientación sexual o identidad de género, por temor a juicios o trato irrespetuoso
- Falta de médicos capacitados en salud sexual inclusiva
- Lenguaje no inclusivo que genera incomodidad o retraimiento
- Negación de pruebas médicas o subestimación de síntomas, por asumir que no son “de riesgo”
Esta situación limita el acceso a información confiable y servicios de salud, lo que incrementa la vulnerabilidad, no por la orientación sexual, sino por la exclusión estructural.
¿Cómo prevenir las Enfermedades de Transmisión Sexual sin importar la orientación sexual?
La educación sexual integral, sin prejuicios ni discriminación, es clave para prevenir las ETS en toda la población. Algunas recomendaciones prácticas incluyen:
- Uso correcto y constante del condón (interno o externo)
- Vacunación contra el Virus del Papiloma Humano y la Hepatitis B
- Realizarse pruebas de detección al menos una vez al año, o con mayor frecuencia si se tiene una vida sexual activa con múltiples parejas
- Tener comunicación abierta con las parejas sexuales sobre salud sexual
- Considerar el uso de PrEP (Profilaxis Preexposición) si existe un riesgo elevado de VIH, con prescripción médica
- Buscar atención médica en espacios seguros e inclusivos
Promover el acceso igualitario a la salud sexual
Para reducir las tasas de ETS en la comunidad LGBT+ en México, es urgente eliminar el estigma y los prejuicios. Esto implica:
- Capacitación médica con enfoque en diversidad sexual
- Políticas públicas de salud inclusivas
- Campañas de información accesibles y dirigidas a la comunidad
- Creación de espacios de atención médica respetuosa y confidencial
¿A qué especialista acudir?
No, no es más probable tener una Enfermedad de Transmisión Sexual solo por ser parte de la comunidad LGBT+. Lo que aumenta el riesgo es la falta de acceso a salud, educación y prevención libre de prejuicios. Es fundamental romper con los mitos y tabús que afectan a esta comunidad, y promover una atención médica por parte de un Médico General, Ginecólogo o un Urólogo basada en la ciencia, la inclusión y el respeto. En México, todos y todas tenemos derecho a una vida sexual saludable y libre de discriminación