Para que un paciente sea candidato a recibir un Trasplante Renal, debe haber sido diagnosticado con Enfermedad Renal Crónica (ERC). Esta condición implica una función renal severamente reducida, lo que afecta la capacidad del cuerpo para eliminar toxinas y líquidos.
Como consecuencia, los pacientes pueden dejar de orinar y desarrollar complicaciones como Anemia, alteraciones electrolíticas y desequilibrios en minerales como el fósforo y el calcio.
¿Qué es la Enfermedad Renal Crónica?
La Enfermedad Renal Crónica se clasifica en cinco estadios, y cuando el paciente alcanza el estadio cuatro, se inicia la preparación para Terapia de Soporte Renal.
En esta etapa, se evalúa si el paciente deberá iniciar Diálisis Peritoneal, Hemodiálisis o si puede ser candidato para un Trasplante Renal. Si es así, se le somete a un protocolo de estudio para asegurar su idoneidad para el procedimiento.
Compatibilidad y prevención del rechazo del Trasplante Renal
Uno de los principales riesgos tras un Trasplante Renal es el rechazo del órgano. Este puede ocurrir desde el momento de la cirugía, por lo que es fundamental realizar un estudio inmunológico previo. Las pruebas de compatibilidad garantizan que el sistema inmunológico del paciente no ataque al nuevo riñón.
Para prevenir el rechazo, se administran medicamentos inductores en el momento de la cirugía. Estos reducen la actividad inmunológica inicial, evitando que el cuerpo identifique al riñón trasplantado como un elemento extraño. Posteriormente, los pacientes deben tomar de por vida inmunosupresores para mantener el órgano en funcionamiento.
En caso de sospecha de rechazo, se deben tomar tres medidas:
- Medición de los niveles de inmunosupresores en sangre
- Análisis de anticuerpos para detectar un posible ataque inmune
- Biopsia Renal para confirmar el diagnóstico y determinar el tratamiento
Hablar de rechazo no significa que el riñón trasplantado se haya perdido. En muchos casos, se puede controlar aumentando la dosis de inmunosupresores para evitar que el sistema inmune continúe atacándolo.
Trasplante de donante vivo vs. donante fallecido
Un Trasplante Renal puede realizarse con un órgano proveniente de un donante vivo o fallecido. Existen diferencias clave entre ambas opciones:
En el caso de un Trasplante con Donante Vivo permite planificar la cirugía con anticipación. Además, reduce el tiempo de Isquemia Fría (período en el que el riñón está fuera del cuerpo), lo que mejora la calidad del injerto. También, se pueden realizar estudios exhaustivos para descartar enfermedades en el donante (Hipertensión, Diabetes, Obesidad, entre otras).
Mientras que, el Trasplante con Donante Fallecido puede representar una urgencia médica. En algunos casos, el órgano puede haber sufrido daño debido a la inflamación y el tiempo transcurrido desde la defunción hasta la extracción del riñón.
Preparación y momento oportuno para el Trasplante
En un escenario ideal, la preparación para un Trasplante Renal debería iniciarse desde el momento en que se diagnostica la Enfermedad Renal Crónica. Sin embargo, no siempre ocurre así, y algunos pacientes pueden pasar demasiado tiempo en Terapias de Sustitución Renal. Esto puede afectar negativamente su pronóstico, ya que existe evidencia de que la supervivencia disminuye drásticamente tras 100 días en Diálisis.
El Trasplante Renal oportuno mejora la calidad de vida y reduce el riesgo de complicaciones cardiovasculares, que son una de las principales causas de muerte en pacientes con Enfermedad Renal Crónica.
Riesgos y seguimiento postoperatorio
Aunque el Trasplante Renal mejora significativamente la calidad de vida, conlleva ciertos riesgos, entre ellos:
- Rechazo del órgano: no significa pérdida inmediata del riñón, pero requiere ajuste en la medicación
- Inmunosupresión y riesgo de infecciones: los medicamentos para evitar el rechazo pueden hacer que el paciente sea más propenso a infecciones oportunistas
Es fundamental que los pacientes trasplantados reciban atención multidisciplinaria para un seguimiento adecuado. El equipo médico deberá estar conformado por un Nefrólogo especializado en trasplantes (coordinador del tratamiento), un Cirujano especializado en trasplantes. Además de la participación de Cardiólogos, Nutriólogos, Psicólogos y especialistas en enfermedades infecciosas.
El éxito del Trasplante Renal depende de un equipo médico experimentado y del cumplimiento estricto del tratamiento por parte del paciente. Con una adecuada preparación, seguimiento y tratamiento, la vida de las personas trasplantadas puede mejorar considerablemente.