¿Qué es la infiltración de rodilla?
La infiltración consiste en la aplicación directa de medicamentos en el interior de la articulación de la rodilla. Su principal objetivo es reducir la inflamación, aliviar el dolor y, en algunos casos, estimular la reparación del cartílago o tejidos blandos.
Dependiendo del tipo de lesión y del estado de la articulación, se pueden emplear diferentes sustancias:
- Corticoides: potentes antiinflamatorios que brindan alivio rápido en casos de sinovitis o Artritis.
- Ácido Hialurónico: actúa como un “lubricante” intraarticular, mejorando la movilidad y reduciendo la fricción.
- Plasma Rico en Plaquetas (PRP): terapia biológica que busca estimular la regeneración de tejidos dañados.
- Otros Biológicos como células mesenquimales, en protocolos más avanzados.
¿En qué casos está indicada?
La infiltración de rodilla suele recomendarse en pacientes con:
- Artrosis leve o moderada.
- Lesiones de cartílago.
- Inflamación crónica por sobreuso.
- Dolor persistente que no mejora con analgésicos o fisioterapia.
En el ámbito deportivo, puede ser una herramienta útil para acelerar la recuperación y permitir que el atleta retome sus entrenamientos bajo supervisión médica.
Beneficios principales
- Disminución rápida del dolor.
- Mejora en la movilidad de la rodilla.
- Posibilidad de retrasar procedimientos quirúrgicos.
- Permite continuar programas de rehabilitación con menos molestias.
Precauciones y consideraciones
Aunque es un procedimiento seguro, debe realizarse por un especialista en ortopedia o medicina del deporte, con técnicas estériles y bajo guía adecuada. No se recomienda infiltrar de manera excesiva, ya que un mal uso puede dañar los tejidos.