Los Meniscos son estructuras de cartílago en forma de media luna ubicadas en cada una de tus rodillas. Existen dos en cada rodilla: el Menisco Medial (interno) y el Menisco Lateral (externo).
Actúan como amortiguadores naturales entre el fémur y la tibia, ayudando a distribuir el peso, absorber impactos, estabilizar la articulación y proteger el cartílago articular.
Sin embargo, cuando se presenta una Lesión puede afectar seriamente la movilidad, causar dolor intenso y, si no se trata correctamente, llevar a problemas articulares crónicos como la Artrosis.
¿Qué es una Lesión de Meniscos?
Una Lesión de Menisco es una ruptura parcial o total del cartílago meniscal. Puede ocurrir por un movimiento brusco o una torsión repentina de la rodilla, sobre todo mientras se tiene el pie fijo en el suelo. Aunque es común en deportistas, también puede ocurrir en adultos mayores como parte del desgaste natural (lesiones degenerativas).
Entre las causas comunes de las Lesiones de Menisco se encuentran:
- Giros bruscos o cambios de dirección durante deportes como fútbol, tenis o basquetbol
- Levantamiento de peso en mala posición
- Caídas o traumatismos directos en la Rodilla
- Degeneración por envejecimiento
- Movimientos repetitivos en ciertas ocupaciones o actividades físicas
Tipos de Lesiones de Menisco
Las Lesiones de Meniscos pueden clasificarse según su forma y localización:
- Lesión en asa de balde: una parte del menisco se desprende y puede bloquear la rodilla
- Lesión radial: se produce desde el centro hacia afuera del menisco
- Lesión longitudinal: paralela al contorno del menisco
- Lesión degenerativa: típica en personas mayores, causada por el desgaste progresivo
- Lesión compleja: combinación de varios tipos
Síntomas de una Lesión de Meniscos
Los síntomas pueden variar según el tipo y severidad de la lesión, pero los más comunes son:
- Dolor en la Rodilla al caminar, agacharse o girar
- Hinchazón o inflamación pocas horas después del esfuerzo o trauma
- Sensación de bloqueo articular (como si algo impidiera extender la rodilla)
- Crujidos o sensación de “algo suelto” dentro de la rodilla
- Dificultad para flexionar o extender completamente la pierna
- Debilidad o inestabilidad al apoyar peso
En algunos casos, los síntomas pueden aparecer horas o días después de la lesión, y en otros pasar desapercibidos por semanas.
¿Cómo se diagnostica una Lesión de Menisco?
El diagnóstico suele realizarse a través de una exploración física en la que el especialista evalúa movilidad, dolor localizado y signos de inestabilidad. Esta exploración se acompaña de pruebas específicas como la maniobra de McMurray o la prueba de Apley para confirmar la Lesión de Menisco.
La Resonancia Magnética (RMN) es el estudio más preciso para visualizar los meniscos. En casos especiales, la Artroscopía diagnóstica permite observar directamente el interior de la articulación.
¿Qué hacer si crees que tienes una Lesión de Menisco?
Si presentas síntomas compatibles con una lesión meniscal, es fundamental que acudas a un especialista en Traumatología y Ortopedia. El tratamiento temprano puede evitar complicaciones y secuelas a largo plazo. Evita automedicarte o seguir entrenando sin haber descartado una lesión.
Tratamiento para las Lesiones de Menisco: ¿siempre es necesaria la cirugía?
No todas las lesiones requieren operación. La decisión dependerá del tipo de lesión, su ubicación, la edad del paciente, el nivel de actividad y la presencia de síntomas persistentes.
Tratamientos sin cirugía
La primera opción de manejo de este tipo de lesiones es sin cirugía mediante reposos y medicamentos, como:
- Reposo, hielo y elevación: el método RICE (Rest, Ice, Compression, Elevation) es útil para reducir la inflamación y el dolor inicial
- Medicamentos antiinflamatorios: se utilizan para controlar el dolor y facilitar la movilidad
- Terapia Física o Rehabilitación: fortalece los músculos, mejora la movilidad y alivia la carga sobre la articulación
- Infiltraciones: en algunos casos, se utilizan inyecciones intraarticulares de corticoides o ácido hialurónico para reducir la inflamación
- Terapias Biológicas (opcional): en lesiones leves o degenerativas, se puede considerar el uso de plasma rico en plaquetas (PRP) para favorecer la reparación natural del cartílago
Tratamientos quirúrgicos
Cuando el tratamiento conservador no es suficiente o la lesión compromete el funcionamiento normal de la rodilla, puede recomendarse cirugía.
Los principales tipos de cirugía utilizados para las Lesiones de Menisco son:
- Meniscectomía parcial: se retira la parte lesionada del menisco. Es rápida, con buena recuperación, pero puede aumentar el riesgo de artrosis a largo plazo si se retira mucho tejido
- Reparación de Menisco: se sutura la lesión. Se recomienda en pacientes jóvenes y lesiones periféricas con buen flujo sanguíneo
- Trasplante de Menisco: opción en casos graves donde se ha perdido gran parte del cartílago meniscal
Estas cirugías se realizan por vía Artroscópica, lo que permite una recuperación más rápida y menos invasiva.
¿Cómo es la recuperación tras una Cirugía de Meniscos?
La duración de la recuperación depende del tipo de intervención y del estado general del paciente. En general, puede ir desde las cuatro a seis semanas en caso de una Meniscectomía Parcial.
Además, una Reparación Meniscal puede requerir 3 a 6 meses con reposo relativo y terapia física intensiva. Mientras que, si se realiza un Trasplante de Menisco, puede tomar de 6 a 12 meses de rehabilitación progresiva.
Durante el proceso, se limita la carga de peso sobre la rodilla, se emplean muletas, se realizan ejercicios guiados y, en algunos casos, se utilizan ortesis.
¿Qué pasa si no se trata una Lesión de Menisco?
Ignorar una Lesión en los Meniscos puede derivar en:
- Desgaste prematuro del cartílago (Artrosis precoz)
- Dolor Crónico y limitación funcional
- Inestabilidad de la Rodilla
- Mayor probabilidad de nuevas lesiones
- Necesidad de cirugías más complejas en el futuro
La detección temprana y un tratamiento adecuado aumentan las probabilidades de preservar la funcionalidad de la rodilla y mantener una buena calidad de vida.
¿Cómo prevenir una Lesión de Meniscos?
Si bien no siempre se pueden prevenir las Lesiones de Meniscos, algunas recomendaciones pueden reducir el riesgo de sufrir estas lesiones:
- Fortalece tus músculos (especialmente cuádriceps y femorales)
- Realiza un buen calentamiento antes del ejercicio
- Evita cambios bruscos de dirección sin control
- Usa calzado deportivo adecuado
- Aprende la técnica correcta en deportes o rutinas de gimnasio
- No ignores el dolor o inflamación persistente
La prevención no elimina completamente el riesgo, pero puede reducir significativamente la posibilidad de sufrir lesiones.
Un diagnóstico temprano puede marcar la diferencia
Las Lesiones de Meniscos son más comunes de lo que pensamos, y si no se tratan a tiempo, pueden afectar de forma seria tu calidad de vida. Por fortuna, existen múltiples opciones de tratamiento —con y sin cirugía— que pueden ayudarte a recuperar la movilidad, aliviar el dolor y evitar futuras complicaciones.
Si sientes dolor, bloqueo o rigidez en la rodilla, consulta a un especialista en Ortopedia y Traumatología lo antes posible. Detectarlo a tiempo puede evitarte años de molestias y facilitar una recuperación completa.