El Piso Pélvico es una estructura muscular fundamental para funciones como la continencia urinaria y fecal, el sostén de órganos internos y la función sexual.
Sin embargo, muchas personas comienzan a experimentar problemas en esta zona sin saber que, en gran parte, pueden estar relacionados con malos hábitos adquiridos desde la infancia y reforzados a lo largo de generaciones.
Aunque existen causas médicas complejas —como la Prostatitis, el Cáncer o desequilibrios musculares severos—, es importante conocer y corregir aquellas costumbres diarias que deterioran progresivamente la salud del Piso Pélvico, tanto en hombres como en mujeres.
Hábitos cotidianos que deterioran el Piso Pélvico
Desde tiempos ancestrales tenemos varias creencias que se nos han inculcado y que, si le rascamos un poco, tampoco nadie sabe dónde se originaron, ya que lo que se dice es así me enseño toda la vida mi mamá o mi abuelita. Dentro de esas creencias o mitos tenemos:
1. Aguantarse las ganas de orinar
Una creencia común, y acertada hasta cierto punto, es que aguantarse las ganas de orinar es perjudicial. Retener la orina de manera habitual puede debilitar el reflejo natural de vaciado de la vejiga y favorecer infecciones urinarias. Sin embargo, el problema no se limita solo a la retención prolongada.
2. Orinar “por si acaso”
Forzar el cuerpo a orinar sin necesidad, como cuando se va al baño antes de salir, aunque no se tengan ganas reales, puede provocar un efecto contrario al deseado. Este hábito aparentemente inocente puede generar un exceso de tensión en los músculos del Piso Pélvico, dificultando su correcta relajación y, a largo plazo, derivar en problemas como:
- Dificultad para vaciar completamente la vejiga
- Estreñimiento funcional
- Infecciones urinarias recurrentes
- Incontinencia Urinaria por Rebosamiento
Esta última ocurre cuando la vejiga se llena sin que la persona perciba necesidad de orinar, lo que puede llevar a situaciones de urgencia médica en las que se requiere vaciado con sonda.
3. Orinar con demasiada frecuencia
Por otro lado, también es perjudicial ir al baño con demasiada frecuencia, incluso si solo hay una mínima cantidad de orina en la vejiga. Este comportamiento, conocido como Incontinencia por frecuencia, puede condicionar a la persona a necesitar un baño cada pocos minutos, generando una gran afectación en su calidad de vida diaria.
Mitos comunes sobre el uso del baño y la higiene
Algunos de los mitos más comunes incluyen:
1. “La orina es sucia o contaminada”
Este es un mito. La orina humana, al igual que la sangre, es estéril, siempre que no haya una infección presente. Contiene desechos del metabolismo como calcio, sodio y potasio, pero no bacterias ni agentes patógenos si se encuentra en condiciones normales.
2. “Los inodoros públicos son demasiado sucios para sentarse”
Aunque los baños públicos pueden ser visualmente poco higiénicos, la parte más contaminada suele ser la manija de la puerta, no el asiento del inodoro. Adoptar la postura de “aguilita” (es decir, orinar sin sentarse) puede parecer una medida preventiva, pero en realidad impide que los músculos del Piso Pélvico se relajen completamente.
Este tipo de postura promueve tensiones musculares innecesarias que, con el tiempo, afectan la eficacia del vaciado vesical y la función intestinal, debilitando además los músculos del Suelo Pélvico por sobrecarga y contracturas.
¿Por qué es importante vaciar completamente la vejiga?
La orina que no se elimina del todo puede convertirse en un medio propicio para el crecimiento bacteriano. Al igual que los alimentos perecederos que se descomponen con el tiempo, la orina estancada puede contaminarse y dar lugar a infecciones, algo que se puede prevenir al permitir una adecuada relajación muscular y una postura correcta al orinar.
Cómo romper el ciclo de los malos hábitos
Muchas de estas prácticas son creencias heredadas que se transmiten de generación en generación sin cuestionamiento. Frases como “ve al baño antes de salir” o “no te sientes en el baño público” se han arraigado profundamente en nuestra cultura, pero es hora de reevaluarlas con base en evidencia médica.
Cambiar estos hábitos es esencial para evitar futuros Trastornos del Piso Pélvico. Si ya se presentan síntomas como urgencia urinaria, escapes involuntarios, infecciones frecuentes o estreñimiento, es recomendable acudir con un profesional en Terapia de Piso Pélvico.
Estos problemas tienen tratamiento y una gran posibilidad de mejora con abordajes conservadores y especializados.
Recomendaciones finales para un Piso Pélvico saludable
- Escucha las señales reales de tu cuerpo: orina solo cuando tengas ganas
- Evita forzar el cuerpo a orinar “por si acaso”
- Si estás en un baño público, prefiere limpiar el asiento y sentarte correctamente
- Mantén una hidratación adecuada y hábitos intestinales saludables
- Consulta con un especialista en Terapia Física y Rehabilitación si presentas molestias persistentes o síntomas urinarios o intestinales inusuales
Romper con los malos hábitos que afectan el Piso Pélvico no solo previene molestias futuras, sino que mejora significativamente la calidad de vida. Adoptar nuevas rutinas y desmitificar viejas creencias es un primer paso hacia un bienestar duradero.