Nuevas adicciones

Una persona es adicta cuando presenta una afición desmesurada hacia algo que le provoca dependencia y que supone una falta de control

Se considera que una persona es adicta cuando presenta una afición desmesurada hacia algo que le provoca dependencia y que supone una falta de control sobre la conducta a lo que se refiere a la adicción.

Así podemos definir una adicción, aunque cada caso es distinto, por lo que es difícil generalizar.

Además, actualmente existen muchos tipos diferentes de adicciones, aunque hay algunas más comunes que otras. En el campo de la adicciones no tóxicas encontramos adicciones cada vez más numerosas, aunque sigan siendo minoritarias, como la Tanorexia (adicción a tomar el sol), la Ortorexia (a comer sano) y la Vigorexia (a hacer ejercicio).

Pero las más comunes serían la Ludopatía, la adicción a las compras y especialmente las que tienen relación con las nuevas tecnologías, como la adicción al celular o la adicción a internet.

Estas adicciones tecnológicas han sufrido un incremento muy considerable, con el agravante de que afectan de forma importante a menores, que cada vez acceden a las tecnologías de forma más generalizada y en una edad temprana.

Nos referimos a casos como el de la adicción al celular, un problema que se suele diagnosticar cuando aparecen síntomas como un aumento en la factura o un cambio de actitud que se traduzca en no separarse del móvil o estar todo el tiempo pendiente de éste.

Si se modifican los hábitos de sueño también se puede considerar un síntoma. Y ya lo que es muy sintomático es el nerviosismo y la ansiedad cuando la persona afectada no tiene el celular. Asimismo, y dentro de esta ordenación de síntomas, se evitan las actividades sociales y personales.

Para combatir este tipo de adicciones suele ser necesaria una evaluación exhaustiva del paciente y poder descartar la presencia de una patología psiquiátrica importante. También es útil un tratamiento cognitivo-conductual (control de estímulos, técnicas de afrontamiento, desarrollo de habilidades y prevención de recaídas).

Además, según la psicología, en caso de síntomas severos de ansiedad o depresión, puede resultar beneficiosa la utilización de fármacos.