Los Radionúclidos son isótopos radioactivos que, al ser acoplados a moléculas específicas, tienen la capacidad de dirigirse de manera selectiva hacia los sitios del cuerpo donde existe actividad tumoral.
Esta característica les permite actuar como Terapia Dirigida, localizándose únicamente en las células malignas que expresan determinados receptores, sin afectar significativamente a los tejidos sanos.
Una vez que los Radionúclidos se depositan en el sitio de la enfermedad, emiten radiación ionizante. Esta radiación tiene dos mecanismos principales de acción:
- Formación de radicales libres, que dañan las estructuras celulares
- Irradiación directa del ADN, que interfiere con la capacidad de las células tumorales para replicarse y sobrevivir
Ambos procesos inducen la destrucción controlada de las células malignas.
Indicaciones clínicas actuales
Los Radionúclidos han demostrado utilidad principalmente en el tratamiento del Cáncer de Próstata avanzado, específicamente en escenarios de enfermedad metastásica resistente a la castración. Esto ocurre cuando el tumor ha progresado más allá de la Próstata y ya no responde a terapias hormonales convencionales.
En este contexto, existen dos Radionúclidos aprobados para su uso clínico, como:
Radio-223
Se emplea cuando la Enfermedad Metastásica está confinada al hueso y se asocia a síntomas como dolor óseo. Este tratamiento permite aliviar el dolor y puede mejorar la calidad de vida del paciente.
Lutecio-177 PSMA
Se utiliza cuando la enfermedad afecta tanto hueso como órganos viscerales, y el paciente ha presentado falla a la primera línea de tratamiento sistémico. Este radionúclido se dirige a receptores PSMA, comúnmente sobreexpresados en células del cáncer de próstata avanzado.
Consideraciones para su uso
Para que un paciente sea candidato a terapia con Radionúclidos, deben cumplirse ciertas condiciones clínicas, como:
- Función Renal adecuada
- Reserva medular conservada, dado que parte de la radiación puede afectar la médula ósea
- Expresión positiva del receptor diana, confirmada mediante estudios de imagen
Además, es indispensable que el procedimiento se realice en centros con licencia y personal capacitado en Medicina Nuclear.
Efectos secundarios y seguridad
Aunque en general bien tolerados, los Radionúclidos pueden generar efectos adversos, entre ellos:
- Alteraciones Hematológicas, como Anemia, Leucopenia o Plaquetopenia
- Inflamación de glándulas salivales y boca seca
- Síntomas gastrointestinales, como Náuseas, Vómitos o Diarrea
- Riesgo de daño renal, que se puede monitorizar mediante Gammagrafía Renal
Estas reacciones suelen ser manejables con un seguimiento médico adecuado.
Beneficios clínicos y evidencia científica
Los estudios clínicos, especialmente los de fase III, han demostrado que los Radionúclidos no solo ayudan al control del dolor, sino que también prolongan la supervivencia libre de progresión y reducen los niveles del marcador tumoral. Comparaciones frente a tratamientos estándar, como el cabazitaxel, han mostrado ventajas terapéuticas significativas, especialmente en pacientes bien seleccionados.
Un beneficio adicional de esta terapia es la posibilidad de realizar un rastreo posterior al tratamiento, lo que permite confirmar que el Radionúclido se ha incorporado correctamente a las zonas de enfermedad metastásica. Esta capacidad de verificación no está disponible en todos los tratamientos oncológicos, y representa una ventaja en términos de precisión terapéutica.
Actualmente, este tipo de terapias está disponible en diversos centros del país, siempre y cuando se cumplan los requisitos regulatorios y se cuente con personal especializado. Esto permite que un mayor número de pacientes con Cáncer de Próstata avanzado pueda acceder a tratamientos innovadores y efectivos en el ámbito nacional.