Aneurisma Cerebral: síntomas, riesgos y opciones de tratamiento
¿Qué es un aneurisma cerebral y cómo se forma?
Un Aneurisma Cerebral se produce cuando una porción de la arteria se adelgaza y se abomba hacia afuera, formando una especie de “globo” que puede crecer con el tiempo. Esta debilidad puede deberse a:
- Factores congénitos en la estructura vascular
- Hipertensión arterial no controlada
- Consumo de tabaco
- Enfermedades del tejido conectivo
- Infecciones o traumatismos
- Degeneración de la pared arterial por edad
La mayoría de los aneurismas se localizan en la base del cerebro, en la llamada circulación del polígono de Willis, donde la presión arterial es alta y constante.
Tipos de aneurismas cerebrales
Los más comunes son:
- Aneurisma sacular (forma de “baya”): el tipo más frecuente.
- Aneurisma fusiforme: dilatación alargada de la arteria.
- Aneurisma disecante: ocurre por desgarro de la pared arterial.
Cada tipo presenta riesgos distintos y requiere una evaluación especializada.
Síntomas: ¿cómo saber si existe un aneurisma?
Muchos aneurismas no generan síntomas hasta que se agrandan o se rompen. No obstante, cuando producen manifestaciones, estas pueden incluir:
- Dolor de cabeza persistente
- Visión doble o borrosa
- Pupila dilatada
- Dolor detrás o alrededor del ojo
- Baja sensibilidad facial
- Problemas de equilibrio
Síntomas de ruptura del aneurisma (emergencia médica)
La ruptura provoca una hemorragia subaracnoidea cuyos síntomas aparecen de forma súbita:
- Dolor de Cabeza
- Rigidez de nuca
- Náuseas y vómito
- Desmayo o pérdida de conciencia
- Convulsiones
- Confusión o desorientación
Ante estos signos, la atención inmediata puede salvar la vida.
Factores de riesgo
Aunque cualquier persona puede desarrollarlo, ciertos factores aumentan la probabilidad:
- Hipertensión arterial
- Tabaquismo
- Antecedentes familiares de aneurisma
- Consumo excesivo de alcohol
- Drogas estimulantes (como cocaína)
- Edad mayor de 50 años
- Enfermedades genéticas (síndrome de Ehlers-Danlos, riñón poliquístico)
El control de estos factores es fundamental para la prevención.
Diagnóstico del aneurisma cerebral
La detección se realiza mediante estudios de imagen como:
- Angiografía cerebral (estándar de oro)
- Tomografía computarizada (TC)
- Angiotomografía
- Resonancia magnética (RM)
- Angiorresonancia
Estos estudios permiten conocer el tamaño, la forma y la ubicación del aneurisma, lo cual es clave para elegir el tratamiento.
Tratamientos disponibles
El manejo depende del tamaño del aneurisma, su localización, riesgo de ruptura y estado de salud del paciente. Las opciones principales son:
1. Clipaje quirúrgico
Técnica abierta en la que el neurocirujano coloca un clip metálico en la base del aneurisma para aislarlo de la circulación. Es un tratamiento definitivo y muy efectivo, especialmente para aneurismas accesibles quirúrgicamente.
2. Tratamiento endovascular
Procedimiento mínimamente invasivo realizado desde dentro de los vasos sanguíneos. Incluye:
- Coils (embolización): se introducen espirales de platino dentro del aneurisma para cerrarlo.
- Stents: soportes que ayudan a redirigir el flujo sanguíneo.
- Flow diverters: dispositivos que desvían el flujo y permiten que el aneurisma se cierre progresivamente.
Es ideal para aneurismas profundos o difíciles de abordar con cirugía.
3. Manejo conservador
En aneurismas muy pequeños y de bajo riesgo, puede optarse por vigilancia periódica, control de presión arterial y hábitos saludables.
Recuperación y pronóstico
Los pacientes tratados oportunamente generalmente tienen un buen pronóstico, especialmente cuando el aneurisma no se ha roto. La recuperación tras cirugía o tratamiento endovascular suele variar de semanas a meses, dependiendo de la técnica empleada.
En el caso de aneurismas rotos, la recuperación puede ser más compleja. Sin embargo, gracias a los avances en neurocirugía y terapia intensiva, cada vez más pacientes logran una evolución favorable.
Prevención: cómo reducir el riesgo
- Controlar la presión arterial
- Evitar el tabaquismo
- Moderar el consumo de alcohol
- Mantener una alimentación saludable
- Realizar actividad física regular
- Tratar enfermedades crónicas adecuadamente
- Hacerse estudios preventivos si existe antecedente familiar