Hernias de la Pared Abdominal ¿Cómo aparecen y cuál es el tratamiento a seguir?
Las hernias son aquellas bolitas o abultamientos en el abdomen o en las ingles que, dependiendo del caso, pueden aparecer con un esfuerzo físico y luego desaparecer al estar en reposo y, en otras situaciones mostrarse como un abultamiento que aumenta y disminuye de tamaño sin desaparecer, o se mantenga del mismo tamaño y en todo caso vaya creciendo lentamente con el tiempo.
Se presenta con más frecuencia en las personas con una deficiencia en su organismo para formar colágeno de buena calidad, una proteína encargada de dar a los tejidos de la pared abdominal firmeza y elasticidad necesarias para mantenerse integra, este fenómeno puede ser tanto por factores genéticos como ambientales, por esta razón las hernias pueden aparecer en cualquier etapa de la vida.
¿Cuáles son los factores de riesgo que lo desarrollan?
Las hernias se forman cuando existe una zona de debilidad en la pared muscular del abdomen y esta es expuesta constantemente a la fuerza por la presión que se ejerce al realizar esfuerzos constantemente, provocando que el tejido que recubre a los músculos sufra una ruptura por donde pueda salir algún tejido u órgano de la cavidad abdominal y esto genere el abultamiento o hernia. Aquellas personas con obesidad, embarazo o tos crónica en quienes la presión de la pared abdominal se encuentra elevada pueden desarrollar una hernia con mayor facilidad.
Es importante aclarar la idea de que una hernia se puede desarrollar por hacer un esfuerzo importante como cargar o mover objetos muy pesados, lo cual no es correcto, sin embargo es posible que en una persona con predisposición por las condiciones que mencionamos anteriormente, este tipo de esfuerzos precipitan la aparición de una hernia porque se le ejerce una presión fuerte a la zona que se encuentra débil.
Por esta razón las hernias pueden aparecer en cualquier etapa de la vida.
Además del abultamiento que pueden generar la mayoría de las hernias, se pueden presentar molestias o dolor en la zona de distinta intensidad y de manera eventual, recurrente o permanente. En algunos casos pueden ser causa de hospitalización y cirugía de urgencia, mientras que para otros pueden no causar dolor u otros síntomas aparte del abultamiento, única razón por la que se detecta su existencia.
El tratamiento sólo puede ser a través de cirugía, ya que se requiere reparar el tejido y colocar una prótesis en la zona para reforzar y evitar que se vuelva a desarrollar en ese sitio. Por eso las fajas no sirven para tratar una hernia ni evitan que estas se terminen de desarrollar.
Las hernias son motivo frecuente de consulta y algunas veces de acudir a la sala de urgencias. Una hernia diagnosticada debe recibir el tratamiento adecuado por razones claras, quitarle al paciente sus molestias, evitar que la hernia crezca, que los síntomas aumenten o se sumen nuevos y principalmente evitar su potencial riesgo de complicación en cualquier momento, como lo es el estrangulamiento y que exista el riesgo de que al tejido atrapado dentro de la hernia no le llegue sangre, muera y provoque una infección.