Las Enfermedades Hepáticas constituyen un grupo amplio de afecciones que afectan al hígado, un órgano vital para múltiples funciones del organismo.
En México y otras partes del mundo, estas enfermedades pueden tener orígenes diversos, desde infecciosos hasta tóxicos o autoinmunes. Reconocerlas a tiempo y comprender sus particularidades es fundamental para un manejo adecuado y una evolución favorable.
Principales tipos de Enfermedades Hepáticas
El origen de una Enfermedad Hepática puede variar considerablemente según factores individuales, hábitos de vida y antecedentes médicos. Entre las principales enfermedades se encuentran:
Enfermedad hepática por consumo de alcohol
Es la causa más común de enfermedad hepática en adultos. El alcohol actúa como una sustancia tóxica directa para el hígado, y su efecto depende de la cantidad consumida y la susceptibilidad individual.
Existen personas que pueden desarrollar Cirrosis tras décadas de consumo excesivo, mientras que otras, especialmente mujeres, pueden evolucionar a formas graves de daño hepático con cantidades mucho menores.
Hepatitis virales (A, B y C)
Las Hepatitis causadas por virus son una causa frecuente de inflamación hepática. La Hepatitis A es una infección aguda, generalmente benigna, que no suele cronificarse. Su principal síntoma es la fatiga, y en algunos casos puede cursar con colestasis persistente, caracterizada por Ictericia prolongada y prurito. Solo el 1% evoluciona a formas fulminantes que pueden requerir trasplante hepático.
En contraste, las Hepatitis B y C tienen mayor riesgo de evolucionar a formas crónicas. Estas pueden cursar de forma asintomática durante meses, y en caso de no resolverse espontáneamente en seis meses, es cuando se considera tratamiento antiviral. Entre el 20% y 30% de los casos pueden derivar en Hepatitis fulminante.
Esteatohepatitis no alcohólica (Hígado Graso)
Cada vez se diagnostica más debido al aumento de la Obesidad, el Síndrome Metabólico, la Dislipidemia y la Diabetes tipo 2. Esta forma de Hepatitis se asocia a la acumulación de grasa en el hígado y puede evolucionar a Cirrosis si no se trata adecuadamente. Su curso es insidioso y muchas veces se detecta en fases avanzadas.
Daño hepático por sustancias tóxicas
Incluye el uso de medicamentos hepatotóxicos, productos naturales no regulados y exposición a químicos industriales. Es fundamental identificar estas sustancias y suspenderlas ante sospecha de daño hepático.
Enfermedades Hepáticas Autoinmunes
Son menos frecuentes, pero importantes por su potencial de daño crónico. En estos casos, el sistema inmune ataca las células hepáticas. Su diagnóstico se basa en pruebas inmunológicas específicas y suele requerir tratamiento inmunosupresor.
Síntomas de las enfermedades hepáticas
Una de las mayores dificultades en el diagnóstico temprano de las enfermedades hepáticas es que muchas son asintomáticas en sus fases iniciales y en la mayoría de los casos suelen atribuirse a otras causas, como Estrés, falta de sueño, alimentación deficiente.
Algunos síntomas generales pueden alertar sobre un posible problema hepático son:
- Fatiga persistente: es el síntoma más común, pero también el más inespecífico. Muchas personas lo atribuyen al estrés, falta de sueño o exceso de trabajo
- Malestar en el cuadrante superior derecho del abdomen: puede manifestarse como pesadez o sensación de llenura temprana
- Ictericia: coloración amarilla de piel y mucosas, que aparece cuando ya existe un daño hepático importante
- Picazón intensa: puede asociarse a la colestasis
- Náuseas, vómitos y fiebre: especialmente en hepatitis virales
- Distensión abdominal
- Hepatomegalia (hígado aumentado de tamaño)
- Esplenomegalia (bazo aumentado)
- Ascitis (líquido en el abdomen)
La importancia del diagnóstico temprano de las Enfermedades Hepáticas
El pilar para un diagnóstico adecuado es una historia clínica detallada. Aspectos como consumo de alcohol, medicamentos, viajes recientes, contactos con personas enfermas, antecedentes familiares y enfermedades previas son cruciales para orientar los estudios diagnósticos.
En algunos casos, es recomendable realizar exámenes complementarios, como:
- Biometría Hemática y química sanguínea completa: para evaluar función hepática y descartar infecciones
- Perfil de lípidos y glucosa: útil en sospecha de Esteatohepatitis
- Perfil viral e inmunológico hepático: en casos de hepatitis B, C o autoinmunes.
- Ultrasonido hepático y elastografía: ayudan a valorar el estado del hígado y la presencia de fibrosis o inflamación
- Tomografía abdominal: útil para descartar otras enfermedades del hígado y vías biliares
Consideraciones especiales en niños y adultos
El comportamiento de algunas enfermedades hepáticas puede diferir entre adultos y niños. Por ejemplo, la Hepatitis A en niños tiende a ser aún más benigna que en adultos y rara vez se complica. En adultos, aunque no cronifica, puede presentar colestasis persistente, lo que genera síntomas molestos como prurito intenso.
Las Enfermedades Hepáticas comprenden un grupo complejo y diverso de afecciones, muchas veces silenciosas al inicio. La clave para su identificación y manejo oportuno radica en una historia clínica completa, la vigilancia de síntomas como la fatiga y el uso racional de estudios de laboratorio e imagen. El diagnóstico temprano con el asesoramiento de un Médico Internista puede hacer la diferencia entre una evolución favorable y complicaciones severas como la Cirrosis o la Insuficiencia Hepática.