El Ligamento Cruzado Anterior (LCA) se lesiona, en la mayoría de los casos, cuando el pie está plantado en el suelo con carga de peso y el cuerpo gira de manera brusca.
Este mecanismo de lesión provoca un "crack" audible, un dolor intenso y una inflamación inmediata en la rodilla.
Los pacientes suelen identificar el momento exacto en el que ocurre la lesión y, debido a la incapacidad para apoyar la pierna, muchos terminan en urgencias donde son diagnosticados.
¿Es necesaria la cirugía para una lesión del Ligamento Cruzado Anterior?
El Ligamento Cruzado Anterior es fundamental para la estabilidad de la rodilla en movimientos que involucran cambios de dirección, aceleraciones y desaceleraciones.
Sin embargo, no es imprescindible para caminar. Esto significa que algunos pacientes pueden posponer la cirugía incluso por meses y continuar con sus actividades diarias sin problema.
La decisión de operarse depende de factores como la edad y el nivel de actividad física del paciente. Personas mayores o quienes no realizan deportes que impliquen giros y cambios bruscos de dirección podrían optar por no operarse y enfocarse en Rehabilitación física para recuperar funcionalidad.
Proceso quirúrgico y primeros días de recuperación
Tras la cirugía, los pacientes suelen salir con la rodilla vendada en una ligera flexión para favorecer la cicatrización y la formación de fibrosis. En esta etapa inicial, no se permite apoyar la pierna y se utilizan muletas para desplazarse.
La rehabilitación comienza de inmediato con sesiones de fisioterapia que tienen como objetivo recuperar los arcos completos de movimiento, reducir la inflamación y controlar el dolor. La extensión y flexión total de la rodilla suelen lograrse en un período de uno a 1.5 meses.
Fases de la rehabilitación del LCA
La rehabilitación después de una cirugía del Ligamento Cruzado Anterior consiste en varias fases que generalmente incluyen:
Recuperación del movimiento (0-6 semanas)
Durante esta primera etapa se busca el control del dolor y la inflamación. El especialista recomienda ejercicios de movilidad pasiva y activa para recuperar la extensión y flexión total. Además de un uso progresivo de carga con supervisión.
Recuperación de la fuerza muscular (2-4 meses)
En esta etapa de recuperación de fuerza muscular, se comienzan a realizar ejercicios para fortalecer los músculos de la pierna, especialmente los isquiotibiales.
Además de trabajo en la estabilidad y propiocepción para mejorar el control articular.
Retorno a actividades funcionales (4-6 meses)
La recuperación de la cirugía es un proceso gradual hasta poder regresar a realizar actividades funcionales, cuatro o hasta seis meses después del procedimiento. En esta fase se realiza trabajo progresivo de carga para realizar tareas cotidianas sin molestias. Además de la introducción de ejercicios de resistencia y coordinación.
Regreso al deporte (8-9 meses)
Finalmente, en el caso de practicar algún deporte, se puede regresar progresivamente, realizando entrenamiento específico para el deporte del paciente. Además de ejercicios de aceleración, desaceleración y cambios de dirección.
Es igualmente importante realizar una evaluación de estabilidad y fuerza antes del alta médica.
Importancia de la fisioterapia en la recuperación
La Fisioterapia juega un papel clave en la Rehabilitación del Ligamento Cruzado Anterior. No solo ayuda a recuperar la movilidad y la fuerza, sino que también previene futuras lesiones. La recuperación es un proceso progresivo que debe ser guiado por especialistas para asegurar una adecuada reintegración a la actividad diaria y deportiva.
La Rehabilitación del Ligamento Cruzado Anterior es un proceso largo que puede durar entre 8 y 9 meses. La cirugía no siempre es imprescindible, pero cuando se realiza, es importante seguir un protocolo de Fisioterapia adecuado para garantizar la estabilidad y funcionalidad de la rodilla. Con un tratamiento adecuado, los pacientes pueden retomar sus actividades diarias y deportivas con seguridad.