Úlcera por Presión: Qué es, por qué ocurre y cómo prevenirla
Una Úlcera por Presión es una lesión en la piel y los tejidos subyacentes causada por la presión prolongada sobre una superficie. Esta condición suele afectar a personas con movilidad reducida, como pacientes postoperatorios, personas con fracturas o aquellos que han sufrido un accidente cerebrovascular.
La Úlcera inicia con un enrojecimiento en la piel. Si al presionar la zona el color desaparece, la piel aún conserva su irrigación. Sin embargo, si la piel permanece roja al ejercer presión, es un signo de deterioro tisular. Con el tiempo, la lesión puede profundizarse, comprometiendo músculos, tejidos blandos e incluso el hueso.
Causas y factores de riesgo de la Úlcera por Presión
La principal causa de la Úlcera por Presión es la inmovilización prolongada, ya sea por enfermedad, cirugía o discapacidad. Sin embargo, hay otros factores que aumentan el riesgo:
- Edad avanzada: la piel se vuelve más frágil y delgada
- Diabetes: afecta la circulación y la capacidad de cicatrización
- Pérdida de sensibilidad: en personas con daño neurológico, la falta de dolor puede retrasar la detección de la lesión
- Desnutrición y deshidratación: la piel pierde elasticidad y resistencia
- Uso de dispositivos médicos: como sondas o yesos que generan puntos de presión adicionales
Áreas del cuerpo más afectadas
Las zonas más propensas a desarrollar Úlceras por presión son aquellas donde el hueso está más cercano a la superficie de la piel, como:
- Talones
- Región sacra y cóccix
- Caderas
- Lóbulos de las orejas (en personas que permanecen acostadas por largos periodos)
- Maléolos externos (tobillos)
Prevención de las Úlceras por Presión
Prevenir la aparición de estas lesiones es fundamental, especialmente en pacientes en situación de inmovilización prolongada. Algunas estrategias incluyen:
Cambios de posición frecuentes
Reposicionar al paciente cada dos a tres horas en la cama y cada 15 a 30 minutos si está sentado. Además de evitar dejar los talones apoyados directamente sobre la cama colocando un cojín debajo de las piernas.
Hidratación y lubricación de la piel
Aplicar cremas hidratantes para evitar la resequedad y fragilidad cutánea. Evitar productos irritantes que puedan dañar la piel.
Uso de superficies especiales
Se recomienda el uso de:
- Colchones de presión intermitente: distribuyen el peso del paciente de manera uniforme
- Cojines anatómicos: para reducir la presión en zonas vulnerables (no se recomienda el uso de cojines en forma de dona en la región sacra, ya que pueden agravar el problema)
Higiene adecuada
Es importante mantener la piel limpia y seca para evitar la maceración; así como, cambiar ropa de cama con frecuencia para evitar humedad prolongada.
Evaluación y atención médica temprana
Revisar la piel diariamente en busca de signos de enrojecimiento o cambios en la textura. En caso de detectar una lesión, acudir a un especialista capacitado en el manejo de heridas para evitar complicaciones.
Tratamiento de las Úlceras por presión
El tratamiento depende del grado de avance de la lesión. Algunas opciones incluyen:
- Cuidado de la herida: limpieza y desbridamiento del tejido necrosado
- Uso de apósitos especializados: existen materiales que favorecen la cicatrización sin dañar el tejido sano
- Terapias avanzadas: como productos bioquímicos que ayudan a la regeneración tisular sin necesidad de intervenciones agresivas
- Atención multidisciplinaria: existen especialistas en heridas y estomas que pueden proporcionar un manejo adecuado para evitar la progresión de la lesión
Complicaciones de las Úlceras por Presión
Si no se atienden a tiempo, las Úlceras pueden derivar en:
- Infecciones graves que pueden llevar a Sepsis
- Daño irreversible en músculos y huesos
- Riesgo de amputación en pacientes con problemas circulatorios
Especial atención merece el paciente diabético, ya que la mala circulación complica la cicatrización y aumenta el riesgo de infección. Es fundamental una evaluación vascular para determinar si hay compromiso arterial periférico.
Las Úlceras por Presión son una complicación seria en pacientes inmovilizados, pero pueden prevenirse con cuidados adecuados. La detección temprana y el tratamiento especializado son clave para evitar daños severos. La atención continua con el Geriatra, el reposicionamiento frecuente y el uso de tecnologías avanzadas permiten mejorar la calidad de vida de los pacientes y reducir el riesgo de complicaciones.