La Articulación Temporomandibular (ATM) desempeña un papel fundamental en funciones cotidianas como hablar, masticar y bostezar.
Cuando esta articulación no funciona correctamente, pueden aparecer síntomas molestos que afectan significativamente la calidad de vida. A esta condición se le conoce como disfunción temporomandibular (DTM).
¿Qué es la Disfunción Temporomandibular?
La Disfunción Temporomandibular es un conjunto de trastornos que afectan la Articulación Temporomandibular (ATM), la cual conecta la mandíbula con el cráneo. Esta disfunción puede involucrar tanto a la articulación en sí como a los músculos que la rodean.
Los síntomas más comunes incluyen:
- Dolor en la mandíbula, oído o cara
- Chasquidos o crujidos al abrir o cerrar la boca
- Dificultad o bloqueo al mover la mandíbula
- Fatiga o tensión facial
- Dolor de Cabeza relacionado con la masticación
Estos signos pueden aparecer de forma gradual o repentina, y varían en intensidad dependiendo del grado de afectación articular y muscular.
¿Cuándo se debe considerar una intervención?
La intervención está indicada cuando los síntomas persisten a pesar de tratamientos conservadores o cuando afectan de forma significativa la calidad de vida del paciente. También es necesaria en casos donde se detecta una alteración estructural de la articulación que requiera corrección quirúrgica.
La evaluación clínica detallada es fundamental para determinar el enfoque terapéutico más adecuado, ya que no todos los casos evolucionan igual ni requieren los mismos procedimientos.
¿En qué consiste el tratamiento de la disfunción temporomandibular?
El abordaje de la Disfunción Temporomandibular es progresivo y multidisciplinario. Se inicia con medidas conservadoras y se avanza hacia procedimientos más complejos según la respuesta del paciente:
Guarda oclusal
Es el tratamiento base. Se trata de un dispositivo intraoral que eleva la mordida unos milímetros y permite una desprogramación neuromuscular. Esta guarda ayuda a aliviar la presión sobre la articulación, reducir el dolor y mejorar la función mandibular.
Toxina botulínica
En casos con afectación muscular importante, puede ser necesario aplicar Toxina Botulínica en los músculos masticatorios. Esto reduce la tensión y el dolor al inhibir temporalmente la actividad muscular excesiva.
Artrocentesis
Cuando existe compromiso intraarticular, puede realizarse una punción y lavado articular (Artrocentesis), que permite eliminar sustancias inflamatorias acumuladas. En este procedimiento también se puede inyectar Ácido Hialurónico para lubricar la articulación y mejorar su movilidad.
Cirugía
En los casos más severos, donde no hay mejoría con los tratamientos anteriores o se detectan alteraciones estructurales, puede ser necesario recurrir a Cirugía Articular especializada.
Cuidados en casa y Fisioterapia
El tratamiento incluye también la colaboración activa del paciente, quien debe:
- Llevar una dieta de sólidos blandos durante el tiempo indicado
- Evitar movimientos mandibulares excesivos (como masticar chicle o abrir demasiado la boca)
- Asistir a sesiones de fisioterapia si el especialista lo considera necesario, para mejorar la función muscular y articular
Seguimiento clínico
Una vez colocada la guarda oclusal, el seguimiento se realiza a los 15 días y luego al mes. Si el paciente reporta mejoría del dolor y otros síntomas, los controles se espacian a cada tres meses. Si se mantiene la mejoría, el seguimiento puede pasar a ser semestral.
Este monitoreo permite ajustar el tratamiento según la evolución del paciente y prevenir recaídas.
La Disfunción Temporomandibular es una condición compleja, pero tratable, que requiere un enfoque personalizado y progresivo. Desde el uso de guardas oclusales hasta intervenciones quirúrgicas, existen diversas estrategias terapéuticas para mejorar la función mandibular y aliviar el dolor.
Un diagnóstico oportuno y el seguimiento profesional de un Cirujano Maxilofacial son claves para lograr una recuperación efectiva y evitar complicaciones a largo plazo.